lunes, 1 de abril de 2013

Sobre la Vagancia



Hay muchas formas de hacer las cosas, pero casi todas se agrupan en torno a dos ideas, siendo la primera de ellas hacerlas bien, y la segunda hacerlas mal. No deja de ser sorprendente para los más veteranos en la materia encontrarse con el hecho de que lo que más predominan son las cosas sin hacer. Es la falta de ganas de hacerlas es el motivo constituyente de la vagancia, que es una palabra diseñada para designar a la Pura Flojera.

La vagancia pues explica dos hechos absolutamente irrefutables:

En primer lugar: al hablar se expresan pensamientos en voz alta y el hecho de hacer eso muchas veces se queda en nada, por eso hay gente que prefiere hechos a palabras, pese a que las palabras son hechos en sí, y a tenor de la inteligencia de cualquier investigador medianamente dedicados, se concluiría a que las palabras son de hechos desechables que pueden dejar de cumplirse por el efecto de la vagancia.

En segundo lugar: sentado se está mejor que de pie*, lo cual convirtió el negocio de los cojines en uno de los motores de la revolución industrial en el siglo XIX, una época que se caracteriza, entre otras cosas, por ser aquella en la que se pasó a fabricar más cojines que personas.

Concluyendo, se puede decir que la vagancia es el acto reflejo que se inspira a sí mismo, puesto que la de un día es finalmente la ignitora de la del día siguiente, y así en casos sucesivos, independientemente de la causa que la produzca.

Este círculo vicioso se puede romper, aunque en este momento no tenga ganas de hacerlo.

*Esta frase está expresada a modo de sarcasmo.

1 comentario:

  1. ¿Tú comprendes que haya gente que ni se plantee romperlo? Qué diferentes somos los seres humanos.

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